viernes, 18 de enero de 2013

Colaboración.

En el mundo existen diferentes mares, océanos, continentes, países, idiomas, culturas... diferentes lugares donde convivimos toda clase de personas.         El U.S. Census Bureau norteamericano, a día 01 de enero de 2012 registró una población mundial de 6.984.895.594 habitantes.
Somos muchos, billones de personas, las que compartimos un mismo lugar y tenemos una misma misión principal: VIVIR.
Aparentemente diferentes unos a otros, pero todos traídos a la vida del mismo modo y con instintos primarios idénticos. 

Todos necesitamos comunicarnos y relacionarnos con otros. 

A todos nos contagia una sonrisa o una lágrima.
Todos nos entristecemos al encontrar una soledad permanente.
Todos tenemos capacidades para amar y ser amados.
Todos tenemos memoria para recordar el pasado.
Todos actuamos bajo unos principios que se pueden cambiar.
Todos queremos avanzar hacia algo concreto, individual de cada persona.


Muchos conseguimos llegar a ser adultos, dejando atrás a millones de niños que por problemas de alimentación o enfermedades no consiguieron sobrevivir. Conseguimos mantener a nuestra familia cerca, dejando atrás a todos esos otros que quedaron huérfanos o fueron abandonados. Conseguimos un hogar donde cobijarnos del frío y acomodar nuestras vidas, dejando atrás a aquellos que no tienen hogar y duermen entre cartones en la calle. Conseguimos un trabajo que nos ayuda a mantener cierta estabilidad, dejando atrás a millones de personas que no tienen nada que llevarse a la boca porque no tienen trabajo. Conseguimos que nos oigan cada vez que queremos decir algo importante, dejando atrás a todos esos que no tienen voz. Conseguimos ser amados, dejando atrás a todas las personas que viven en solitario. Lo tenemos TODO y aún así seguimos quejándonos y necesitando más cada día.
Pensamos que vivimos en países desarrollados y catalogamos a otros como "Tercer Mundo". Contamos con avances importantes en la ingeniería, la electrónica, la salud o la economía, mientras mantenemos numerosos casos de violencia, contaminación, personas con depresión, presos penitenciarios, suicidios y asesinatos. 
Y en aquellos países que catalogamos como Tercer Mundo, son los lugares donde más se respetan, donde más se protegen y se aman unos a otros, donde menos hay y más se comparte. 
Ellos no necesitan un Ipod porque se reúnen cada noche, sintiendo como  la música fluye por sus cuerpos mientras cantan y bailan alrededor del fuego.
De modo que... ¿quiénes son más felices?
Todos deberíamos colaborar y aprender del resto.
El poder no tiene ningún precio, la felicidad es el mayor poder del mundo y eso no se compra ni se vende.


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